Testimonios de personas beneficiarias de Kingabwa (II)

Cristian LITUNGULU agradecido. 

Papa Anto, si la CVX no hubiera estado allá yo no hubiera podido salir de esta situación.

Acabo de encontrar este coche hace dos semanas para ir a trabajar. El retorno es positivo. Me siento muy bien. 
También cuidaré de mis dos hermanitos porque no están estudiando.

Transmite mi agradecimiento a todos en la CVX. Si encuentro algo, pensaré en ayudar a otros huérfanos como tú hiciste conmigo.

Nos veremos.







Palabras de Jeanette MATONDO

Querido Paul, jamás pensé en mi vida que pudiera contraer el sida, visto mi comportamiento. Fue mi marido quien había llevado el sida a nuestra casa. Él ya ha muerto. Como bien sabes, yo no puedo quedarme sin hacer nada. A pesar del sida, todavía tengo fuerza.

Muchas gracias por el fondo de comercio que me has dado. Durante estos meses vendo mostaza y me va muy bien porque tengo muchos clientes.

Tengo tres niños; como madre, siempre me ocuparé de ellos hasta que la enfermedad me tumbe, pero no hemos llegado todavía a ese punto. El problema es que no voy a volver a casarme aunque todavía soy bastante joven.




Daniel LIFONGE en pleno trabajo

Algunos días antes de su muerte, mi madre me dijo que ibais a escolarizarme. Ha sido preciso esperar dos años, pero... ¡aquí estoy ahora!

Manejo la moto bastante bien. En todo caso, he tenido muy buena formación. Cualquier día puedes contar conmigo. No te voy a decepcionar.

Hoy en día, las motocicletas están en el mercado. Me encuentro muy bien y estoy contento por ello. De todo corazón te digo humildemente: gracias.










Esther MUBIATI en el hogar

Es el único espacio que acoge todas las labores domésticas de esta cabaña y, también, es el mismo lugar de bienvenida a los visitantes. Tengo que estar de pie durante mi conversación con Esther, no hay lugar para sentarme.

Esther es seropositiva; vive en casa de su tío paterno, una buena persona, pero no tiene suficientes medios para escolarizarla. Ella misma tiene cuatro niños. Ella, por su parte, no se queja.

Me lo cuenta en estos términos: "Mira Papa Anto, me siento mejor y tomo mis antirretrovirales a su tiempo. Mi tía hace de todo para que no me falte nada de comer. Su mujer le ha abandonado por falta de medios y le ha dejado los hijos, de los que el más pequeño tiene cinco años y el mayor tiene once. Yo me ocupo prácticamente sola de la casa. No puedo culpar a mi tío por no enviarme a la escuela. Ni siquiera puede educar a sus propios hijos y, en lo que respecta a mi escolarización, lo comprendo, no tiene medios”.

Emmerence MITI : todavía tengo fuerzas

Papa Anto, muchas gracias por haberme acompañado en una situación tan complicada como cuando se supo que era seropositiva. Siempre he sido fiel a mi marido pero, desgraciadamente, esto es lo que en agradecimiento él me ha dado a cambio. Era mucho mayor que yo, 15 años de diferencia. Murió en mayo de 2020. Francamente, un sentimiento de revancha me invadió para contagiar también a otros. Con esta edad, contaminada del VIH/Sida, no es fácil para mí. Finalmente, la vida debe continuar y es preciso hacer lo que sea necesario para sobrevivir, sino moriré de hambre. Entonces, ¿qué hacer?

Desde que apareció la epidemia del corona virus, las hojas indígenas (las hojas de eucaliptus, las hojas del té, la hoja del limón, el mazulú…) tienen mucha demanda. Todo el mundo prefiere consumirlas a fin de prevenirse contra esta enfermedad. Gracias al fondo de comercio que me has dado, he ido a comprarlas para revenderlas. Me encuentro muy bien; también le he enseñado a mi hija para que me ayude en este negocio. La venta comienza a las 6.00h y se termina prácticamente hacia las 10.00h. Por la tarde ella va a la escuela; tiene 14 años. Me ocupo bien de ella. ¡Y encima estoy obligada a no volver a casarme! Me esfuerzo mucho en acostumbrarme a esta nueva vida y continúo muy bien mi tratamiento antirretroviral.

Te agradezco sinceramente por este gran servicio que me has prestado, queridos papás y mamás de la CVX. Lo que es seguro es que no nos van a volver a faltar cosas para comer.

Con Anastasie ZUINGA


- Papa Anto, ya no tomo mis medicinas.

- ¿Por qué, Ana ?

- Estoy cansada; seis años de enfermedad, es demasiado. Siento que ya no duraré mucho más. Ya no tengo apetito y menos aún fuerzas. Cuando falte, por favor, cuida de mis dos niños. Tú mismo ves cómo los conflictos siguen ganando terreno en el seno de la familia. 

Fueron sus últimas palabras. Ella murió al día siguiente de esta charla.







Patience EWANA sufre

Por cuestión de haber parado el tratamiento, es preciso cambiarle de moléculas, dijo el médico.

Esta chica joven vive en casa de su tía materna. No puede dormir si no es por los somníferos. El doctor nos ha dicho que su organismo ha reaccionado a los antirretrovirales.

Queremos concienciar a la sociedad porque ella ha sufrido mucho.




















Con Moïse KUMEKI

Habíamos hecho todo lo humanamente posible para que se restableciera. Ningún cambio se había constatado.

Transferido al Hospital Lyziba Lya bomoi (del que se encarga Medicus Mundi Navarra), se descubrió que sufría de malaria tifoidea y que sus intestinos estaban perforados.

Después de dos días de tratamiento, falleció.






Lo que yo quería, Jacquie MUNKOTO

Comienzo por decirte: ¡gracias!, Papa Anto.

Ver la manera en la que he recuperado la salud es formidable. Me había vuelto irreconocible ante la prueba que no quería realizar. Derrumbada por la enfermedad, ya no tenía más oportunidades. El doctor me dio muchos consejos aquel día.

Poco a poco, comencé a recuperar la salud y ahora mismo ya voy mejor. Tomo mis ARV cada día. Con la venta de pan gracias al dinero que me habías dejado, asumo mis responsabilidades convenientemente ya que después de la muerte de mi marido en 2018 me dejó con dos niños.







Testimonios recojidos en el barrio de Kingabwa, en Kinshasa, por los miembros de la CVX  Anto Makolonzia y Paul Mwense.